La esencia misma de la actividad minera hace que el ciudadano normal se pregunte si ésta es válida, dado que las huellas son extremadamente visibles: grandes excavaciones, proceso de subsidencia, contaminación de acuíferos, destrucción de suelos, son entre otros parte del cortejo de daños que pueden ser atribuibles a la extracción de minerales.
Desde otro ángulo se sabe que el concepto de Desarrollo Sustentable es dinámico y que quizás, como pocos, ha evolucionado tan rápido que no bien se genera un concepto cuando su desarrollo introduce variables que a veces son antagónicas con el inicial y algunos de ellos, no pocas veces, se quedan enclavados en las creencias y actitudes de las comunidades y de los ciudadanos de todos los países.
Nadie se muestra hoy indiferente frente a los problemas generados por comportamientos irresponsables con el ambiente, es decir con malas prácticas industriales que conducen a la degradación del entorno. Este proceso se inició con visiones como las de documentos sobre investigaciones realizadas para determinar la incidencia de pesticidas agrícolas en áreas de toxicología, ecología y epidemiología (Rachel Carson en “The Silent Spring”, (1962) hasta el surgimiento del concepto del Desarrollo Sustentable (DS) propuesto en “Nuestro Futuro Común” o “Informe Brundtland”, de las Naciones Unidas (1987). Y hoy se llega a iniciativas de responsabilidad social (RS) como las de la Asociación Canadiense de Prospectores y emprendedores (PDAC) conocida como la E3PLUS.
En la discusión de asuntos y temas ambientales y de la RS, en ocasiones con desequilibrios y asimetrías en la calidad y cantidad de información verificada y verificable, participan: organismos públicos, técnicos, científicos, políticos, ciudadanos, organizaciones sociales bien sea partidos políticos, organismos no gubernamentales, sindicatos o grupos de estudio; movidos todos por el interés de proteger el entorno y hacer uso de uno de los nuevos derechos que las constituciones traen ahora: el derecho a un ambiente sano.
Latinoamérica, en la década pasada, vio como emergieron bajo distintas formas administrativas los ministerios y agencia ambientales. Ministerio del Medio Ambiente en Colombia, Corporación del Medio Ambiente (CONAMA) en Chile, el Fondo Nacional Ambiental FONAM en el Perú son fruto del movimiento ambientalista, el cual se reconoce como tal a partir de la década de los años 60, que expresaba la necesidad de adoptar una actitud conservacionista sobre los recursos del planeta y la prevención de una crisis ambiental global. Los movimientos que caracterizaron este periodo tuvieron como fin primordial la protección del ambiente de la degradación ambiental, la preservación de la diversidad biológica, cultural y étnica, el estudio de la incidencia del crecimiento poblacional en la generación de impactos ambientales, entre otros objetivos particulares. La forma como evolucionó y cuáles son los hitos más importantes en la evolución del concepto de sustentabilidad, aparecen resumidos en el un documento llamado Sociedad, mercado y minería. Una aproximación a la responsabilidad social corporativa, aquí >>
Una aproximación factible y realista a lo que es RS, (diferenciando para ello entre la empresarial y la corporativa) y a la sustentabilidad, tiene en cuenta que cualquiera que sea la actividad productiva, ella produce impactos y afecta a la comunidad, lo que la condiciona, en virtud de la afectación al entorno y a las personas, la que ha de ser reducida o eliminada, para lo cual no basta la disposición anímica de los operadores si no también contar con la aplicación de tecnología y una actitud proactiva y diaria en la gestión productiva vinculada con la sociedad.
La implantación de prácticas productivas coherentes con el concepto de sustentabilidad, requiere, cambios en la disposición de las personas y en la organización de las operaciones, mediante un compromiso vertical corporativo en los Conceptos RS, desde el más humilde hasta el más alto funcionario. Tal como lo menciona la iniciativa E3Plus, se deberán adoptar prácticas de gestión corporativa y gerenciamiento responsable para que la inserción de los proyectos y las empresas en las comunidades no sea traumática, sino sinónimo de productivo compromiso compartido.
Las practicas éticas durante la exploración: no al soborno a cualquier forma de corrupción, evitar los conflictos de intereses y buscar que los proyectos y las empresas sean diáfanos es imperativo hoy con la misma trascendencia que el respeto a los derechos humanos. Esto es condición sine qua non para la sustentabilidad de la industria y el ejercicio verdadero de la RS. La diligencia debida junto con la evaluación de riesgos son herramientas básicas de la gestión empresarial minera para que queden incorporados aspectos tales como la interacción con los gobiernos en los distintos niveles, con los actores sociales y hay que reiterarlo hasta la saciedad con todos los pueblos indígenas.
Un aspecto clave es la forma y manera como se va a involucrar el proyecto y las empresas responsables con las comunidades anfitrionas y demás actores del ciclo minero. Es clave para ello definir una forma diáfana de informar sobre las actividades vinculadas a los proyecto, establecer mecanismos de gestión de conflictos con la construcción de herramientas que permitan recibir, oír y atender quejas y disputas, hacer la supervisión y seguimiento de los compromisos adquiridos y el flujo permanente del estado del proyecto a los actores sociales. Lo anterior es condición indispensable para que se materialicen las ofertas y compromisos de vinculación con el Desarrollo local, el cual a su vez debe asegura que se elevará el nivel de vida de la comunidad en un proceso conocido y de transito continuo de bienestar comunitario.
Parecería redundante después de tanta tinta y papel discutiéndolo, pero hay que recalcar que hay que proteger el ambiente, desde todos los ángulos: el administrativo, la identificación, valoración y gestión de los impactos, el registro de biodiversidad, el seguimiento y las acciones subsecuentes, que junto con la salvaguardia de la salud, seguridad de trabajadores y de la comunidad debe estar fijada y practicada desde políticas, procesos y compromisos administrativos de prevención de riesgos, supervisión e información difundida a todos los actores.
Las empresas y sus proyectos debemos cuidar a todos los actores del ciclo minero. Eso es RS.
*Eduardo Chaparro Ávila es Oficial de Asuntos Económicos de la División de Recursos Naturales e Infraestructura, de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe. Para esta institución ha asesorado a más de catorce Ministerios de Minas de la región y publicado documentos considerados básicos para entender la industria minera en Latinoamérica.
Eduardo Chaparro estará disertando en Latin Exploration 2010 sobre experiencias de RSE en Latinoamérica, los días 28 y 29 de octubre, en Buenos Aires. Para mayor información ingrese aquí >> http://www.argentinamining.com/es/eventos/latin-exploration/programa-preliminar/
https://www.argentinamining.com/es/rse-hacia-una-actividad-minera-valida-en-latinoamerica