Por Paola Rojas.*
Argentina continúa viviendo un crecimiento minero inusitado en nuestra historia, mismo crecimiento que de alguna manera nos mantuvo ocupados durante la mayor parte del tiempo desde que comenzó la crisis actual. Si bien no hay que desconocer que este boom ha sido principalmente impulsado por inversiones comprometidas hace tiempo, la realidad nos indica que el sector ha crecido en la gran mayoría de los indicadores económicos: nivel de producción, exportaciones, nivel de inversiones, así como también en otros más tangibles para cualquier espectador, como la cantidad de minas en operación.
Un ejemplo de ello es Gualcamayo, en la provincia de San Juan, la mina más joven de la canadiense Yamana, que si bien declaró el inicio de su producción comercial en julio de este año, fue inaugurada en septiembre con un completo panel de autoridades, incluyendo a la Presidente de la Nación, lo cual a su vez demuestra que las autoridades están prestando atención.
¿Qué tan singular es el caso argentino respecto de otros países del continente? Pues podríamos decir que depende, respuesta que es muy adecuada en un amplio abanico de circunstancias. Si lo analizamos desde el punto de vista del potencial, estamos en una condición privilegiada. Según el informe 2008/2009 de la Encuesta a Empresas Mineras del Instituto Fraser, la ubicación argentina en el supuesto de potencial actual y las mejores prácticas empresariales es 25ª, sólo situándose después de dos latinoamericanos, Perú y México. Ahora, cuando se evalúa extrapolando el potencial con su política minera actual, caemos estrepitosamente al lugar 59, solo anteponiéndose a países que tienen serios problemas para el desarrollo de la actividad. La diferencia entre ambas clasificaciones muestra el potencial desaprovechado.
En otros países de Latinoamérica se viven circunstancias similares, por diversas razones. En septiembre pasado, en la primera versión de la Conferencia Latin Exploration 2009, pudimos ver como incluso los países considerados como los mejores en este tipo de rankings, ven complicada su situación por temas como el acceso a la propiedad minera, falta de apoyo gubernamental, ineficiencia en comunicar las buenas prácticas, falta de coordinación entre el sector y los gobiernos, falta de cohesión y sentimiento de grupo, dificultades en la atracción de inversiones, entre los más destacados. De modo inverso, se destacó a México como uno de los países en donde el trabajo se está realizando más eficientemente.
Quedó claro durante las presentaciones que el continente en su conjunto, ya sea en países con problemáticas lindantes con la aniquilación del sector como en Ecuador o Bolivia, o en las consentidas de los rankings, se comparte una flaqueza común: la inapropiada comunicación y difusión de la actividad, y la consecuente dificultad en la obtención de la licencia social para operar. Este es sin duda un factor fundamental si se quiere potenciar la minería en la región, y en cada uno de los países.
Pero finalmente el corolario es positivo. Latinoamérica sigue siendo un destino de interés para la exploración por numerosas razones, como su gran potencial geológico, condiciones de estabilidad política en muchos de los países del continente, seguridad personal, sistemas de comunicaciones e infraestructura disponibles, entre otras. Entonces, al mejor estilo del benchmarking -entendido como práctica empresarial-, aprovechemos la posibilidad invaluable de aprender de nuestros países hermanos y vecinos.
Una aclaración: sólo aprendamos lo bueno.
*Paola Rojas tiene amplia experiencia en la prestación de servicios geológicos integrales, la generación de nuevos proyectos, dirección de negocios y relaciones públicas. Es Arquitecta de la Universidad Nacional de Tucumán y cursó un MBA de la Universidad Católica de Córdoba, Argentina. Actualmente, es Gerente de Argentina Mining y Gerente Comercial de Rojas & Asociados.
https://www.argentinamining.com/es/aprender-de-los-mejores-hoy-mas-que-nunca