Por Paola Rojas y Victor Bonfils
En el marco del auge minero que esta viviendo la Argentina, una de las provincias que impusieron una ley en contra de la actividad, está replanteando su posición.
A mediados de agosto se conoció la noticia que muchos esperaban desde 2006: Vale - la nueva dueña del proyecto Potasio Rio Colorado, hasta principios de este año propiedad de Rio Tinto - recibió finalmente la aprobación a su declaración de impacto ambiental, hito fundamental para avanzar certeramente en la concreción del proyecto de más de 3.000 millones de dólares. Luego de este paso, Vale debe continuar con la obtención de permisos sectoriales, y definir como obtendrá la energía que el proyecto requiere.
PRC no solamente pondrá a Argentina en el mapa del mercado mundial de potasio, sino que se pondrá en marcha en total observancia de la ley 7722 que aun está vigente en la provincia andina: el proyecto no prevé la utilización de ninguna sustancia tóxica. Por otro lado, PRC propone el método de minería por disolución, proceso que consiste en bombear agua caliente hasta el nivel mineral en una serie de pozos verticales de hasta 1 km bajo la superficie. La solución es luego bombeada de regreso donde el cloruro de potasio se cristaliza y purifica, obteniéndose así el producto terminado.
Argentina consume cantidades poco relevantes de cloruro de potasio, cuya principal aplicación es como fertilizante natural. Sin embargo Brasil, país originario de Vale, según datos de 2005, fue el tercer consumidor mundial, con unos 5,6 millones de toneladas; lo requiere para su exultante agricultura. Este proyecto le dará a Vale entre 2,5 y 4,2 millones, y le permitirán abastecer hasta un 70% de la demanda del Mercosur.
Potasio Rio Colorado es el más avanzado y significativo de los proyectos en desarrollo, pero no es el único que tuvo avances durante Agosto. El proyecto Huemul de Calypso Uranium, que busca analizar el potencial de uranio en un distrito históricamente conocido y productor de uranio en el pasado, obtuvo también la aprobación ambiental para una campaña de sondajes exploratorios.
Finalmente, el proyecto cuprífero San Jorge, identificado allá por los ’60, sigue avanzando. Actualmente Coro Mining trabaja en la pre-factibilidad económica. Está abierto el periodo de consulta popular donde la comunidad podrá conocer el proyecto y presentar sus dudas, de acuerdo con las previsiones del código de minería. San Jorge también puede concretarse con la actual ley, ya que la empresa modificó la ingeniería del proyecto para que incluyese sólo procesamiento por flotación.
Todos estos proyectos, debido a la mencionada ley, deben ser ratificados legislativamente.
El impacto de estos proyectos, de continuar avanzando según lo previsto, es múltiple: en el caso del más avanzado, PRC, se estima que generará unos 2000 puestos de trabajo directos con un efecto multiplicador de 7 a 1, durante la etapa de construcción, además de los ingresos por productos y servicios a diversas empresas locales, e impuestos al Estado Provincial. Este gran movimiento positivo en la economía mendocina, de suceder durante 2010 a 2012, coincidiría a su vez con la construcción de Pascua Lama, en la vecina provincia de San Juan. Y si bien los proveedores sanjuaninos están preparándose para satisfacer esa demanda, es lógico que exista un cierto grado de derrame hasta Mendoza.
La aprobación ambiental por parte del Poder Ejecutivo de estos tres proyectos, significa un avance muy importante en lo que a Mendoza se refiere. Mendoza es una provincia con un potencial minero muy interesante, atractivo para nuevas inversiones en exploración. El Plan Cordillerano realizado en la década del 60 y financiado por las Naciones Unidas, indicó la presencia de más de 30 blancos de exploración en la provincia, entre ellos lo que actualmente es el Proyecto San Jorge.
Mendoza tiene una historia minera singular: durante muchos años fue la única provincia productora de uranio, manganeso, hierro, cobre, asfaltitas, bentonitas, talcos y baritina. Con la caída de los precios en el mercado nacional, paso a ser un blanco de exploración de metales, pero la política y los desentendimientos de los gobiernos, no han permitido que avance la exploración en la provincia.
Es el momento propicio para que Mendoza reafirme su voluntad de aprovechar este potencial y se una al crecimiento de la minería argentina.